CASA VTR

Como decía Alejandro de la Sota: Según su biología, el hombre tiende a poseer su propio territorio. Según su intimidad, su característica, exige la ocultación de su actividad o descanso. Si el hombre se encierra en su propia casa consigue todo, pero pierde naturaleza. Busca entonces la manera de aprehenderla, si no toda, en parte. Ya apareció el patio. Se pensó entonces en una casa abierta, convirtiendo la parcela, el jardín, en auténtica casa. El proyecto surge como una interpretación de esta tipología. Dado que por las condiciones urbanísticas la casa se ubica en la zona intermedia de la parcela, se optó por crear una conexión visual entre el patio delantero y el patio trasero. Esto se logra mediante un robusto muro que se extiende desde el frente de la parcela en forma de muro de jardín continuando por el interior de la casa, a lo largo de la sala de estar, para finalmente terminar en el área trasera, paralela a la piscina. Junto a esta pared/tapia tan singular se abren dos grandes huecos acristalados que enfatizan la imagen arquitectónica, creando transparencia y las líneas de visión abiertas. A través de esos dos huecos se expande el plano horizontal del suelo de piedra, consiguiendo así una continuidad interior-exterior. La Luz en esta casa es horizontal y continua, reflejada en las tapias de los patios. En definitiva, se trata de un espacio horizontal, continuo, tensado por la luz horizontal y abierta cenitalmente al potente tono azul del cielo. El programa aprovecha al máximo la zona de construcción delimitada con la forma trapezoidal de la parcela. La casa tiene un sótano completo, con amplio espacio para almacenamiento y un cuarto de servicio. La planta baja contiene el espacio público con cocina y sala de estar continua con el jardín y la piscina. La planta superior tiene un diseño clásico donde se disponen las zonas privadas, separándose de la cota baja de la vivienda y buscando un sistema de fenestración lo más opaco posible para poder mantener la privacidad.